Y que comience el fin de todo.
Haborym El Demonio de Fuego
Libro 3
(Casando al Demonio)
Capítulo 17
La Batalla Decisiva (Parte I)
La Gran Batalla empieza, las hordas demoniacas de Raptor
se abalanzan sobre nuestros cansados héroes estos a su vez se separan,
dividiendo a las fuerzas de ataque mientras Raptor frente al portal continuo
con sus oraciones demoniacas para poder estabilizar el portal, para la salida
de Haborym.
Un grupo de arpías corruptas armadas con mazas
puntiagudas y viejas cimitarras persigue a Yiotish quien corre en dirección de
una de las paredes del gran salón; ya cerca del muro su cuerpo empieza a emitir
un aura y sus movimientos se vuelven más veloces; Yiotish da un salto y rebota
contra la pared para darle a las arpías una gran patada acabando con ellas,
para después lanzar diversos golpes cargados de electricidad sobre las que
quedan parados.
Austei corre en dirección de un grupo de pequeños
diablillos caídos, cerca de ellos convierte su cuerpo en diamante y continua
arremetiendo hasta situarse al medio de todos; los diablillos se abalanzan
sobre él, lo golpean, lo muerden, pero nada pueden hacerle, su armadura de
diamante lo protege; Austei crea una burbuja de energía, da un salto y la
arroja sobre el suelo, creando una gran onda de choque que manda a volar a los
diablillos; para después lanzar un gran rayo rojo sobre un gran exhumano que es
achicharrado en segundos.
Damián a estado usando su habilidad para esquivar
flechas, y los ataques de arpías corruptas y de Caídos; los cuales lentamente
han formado un cerco alrededor de este, cuando este se ve atrapado, desenfunda
su segunda ballesta ligera extiende los brazos y comienza a girar y lanzar a
todo velocidad matando a casi todos los que lo rodeaban; para después
desenfundar su ballesta más grande y disparar bolas con una sustancia pegajosa
que explota.
Arthas en una esquina del salón contiene el incesante ataque
de unos muertos vivientes que portan unos escudos mágicos; cuando por detrás de
los muertos alguien arremete contra ellos; es Yiotish que ha usado su Daibo
para envestir y apoyar; ahora si con espacio Arthas puede maniobrar su lanza y
empalar demonios y muertos viviente con mucha facilidad.
Mientas Eliza esta espalda con espalda con José
protegiéndose uno a otro; en medo de la batalla José le dice a Eliza, si es que
en caso sobrevivían a esta a salir con él; a lo cual ella responde lanzándole
un rayo de energía mística, el cual José por poco no logra esquivar y el cual
termina explotando sobre una extraña criatura que parece ser un zombi gordo que
se ha tragado una vaca o muchas seres vivos, que se mueven en su interior; el
zombi explota y demuestra ser solo un caparazón para un montón de pequeños
demonios con cuerpo y aspecto de niño; los pequeños bribones se movilizan en
todas las direcciones, sin un rumbo fijo, desconcentrado a Eliza quien no logra
a atinarle; uno de ellos salta contra ella; pero es interceptado por arpón
lanzado por José el cual con gran precisión y rapidez acaba con los pequeños
demonios; Eliza le voltea, le sonríe y le dice que si saldrá con él.
A uno metros de Eliza y José, en medio del salón se
encuentra Kael luchando contra un grupo de letales exhumanos. Las bestias
pueden que sean más fuertes que Kael, pero Kael es más rápido y ágil y utiliza
estas facultades para esquivar sus ataques y amputar sus extremidades; Kael
utiliza a un exhumano caído, sin extremidades con banco para dar un gran salto
y golpear al suelo creando una fuerte explosión que descuartiza a varios de
estos; unos demonios que ha visto como los poderosos exhúmanos han sido
despedazados, corren de susto; pero son interceptados por una rayo que los
pulveriza (es Raptor quien ha terminado sus oraciones demoniacas y porta una
gran hacha ).
Kael se lanza sobre Raptor para acabarlo; mientras detrás
de este esta Hakampuma quien con sus perros pone arraya a las demás bestias;
Hakampuma corre hacia unas vasija en un rincón del salón; dice unas frases en
Umbaru y las lanza sobre la masas de demonios; al romperse las vasijas de ellas
emergen un grupo de arañas venenosas que muerden a los demonios causándole la
muerte; Hakampuma saca de entre sus harapientas vestimentas una cerbatana y
empieza a lanzar dardos; sin darse cuenta que detrás de él se ha estado
acercando sigilosamente un demonio; este le sorprende haciéndole caer la
cerbatana y sus demás armas dejándolo indefenso; el demonio se ríe y de sus
fauces sale un hedor que podría matar a un hombre normal; Hakampuma empieza a
mover sus brazos y después los junta alrededor de su boca; lanza un soplido y
de repente el aliento del demonio se convierte en decenas de murciélagos de
fuego calcinando al demonio.
Continuara…
Escrito y Editado por Mí.
Nota: Todas las imágenes y vídeos son propiedad de sus
respectivos dueños
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