lunes, 23 de febrero de 2015

Atipaq el Guerrero de los Elementos

Y continuemos con la historia


Atipaq el Guerrero de los Elementos
(Las Cronicas de Runaterra)



Capitulo II
El Despertar de una Leyenda

“Nada es más doloroso para una madre que enterar a su propio hijo; excepto para un hijo enterrar a toda su familia y conocidos” Atipaq.

En las Faldas del Genkis

El día apenas había comenzado, mientras él seguía con su larga hibernación y de pronto su apacible sueño se vio envuelta por llamas azules y entonces se dio cuenta de que era hora de despertar.

 Se asomó a ver el mundo una vez más, había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo hizo, todo parecía estar igual como siempre, pero había algo diferente el cielo rugía de una forma extraña, de una forma que jamás había presenciado y el viento al compás del estruendo de los rayos soplaba en una sola dirección.

Sus ojos se posaron sobre aquel lugar, podía sentir que la tierra bajo sus pies intentaba hacer que se moviera y que fuera hacia allá. Los elementos lo llamaban a moverse y a ir sobre aquel lugar donde se erige un pequeño poblado.

Y así Kawiri, el maestro de los elementos tomo su arma y marcho hacia aquel lugar.

Poblado Pukinari

Atipaq había quedado inconsciente y tirado sobre un grupo de plantas que lo ocultaban de los barbaros y de su ira insaciable por la sangre. Las horas pasaron y su desmayo se convirtió en un simple sueño, al cual su mente lo había llevado.

Eran imágenes alegres, recuerdos de épocas buenas, ahí estaba el en el comedor junto a su madre y su pequeña de tres años y el asiento vacío de su padre al cual casi no recuerda, pues se fue cuando  su hermana apenas había nacido hacia Noxus, su lugar de origen.

Pero hasta los sueños más hermosos pueden convertirse en pesadillas y aquella apacible imagen hogareña pronto se vio en vuelta en llamas azules separándolo de su familia; y en ese instante el miedo lo despertó.

El sol se situaba casi a la mitad del cielo marcando el medio día, mientras Atipaq se levantaba para observar con horror todo el paisaje a su alrededor, cuerpos regados y mutilados, grandes charcos de sangre donde aterrizaban los buitres para alimentarse de los muertos, mientras el fuego consumía las viviendas.

Los barbaros se habían marchado dejando solo muerte, nadie se salvó ni siquiera los animales domésticos quienes yacían muertos en sus corales acerca a sus dueños, ahí solo estaba Atipaq quien había comenzado a llorar, sin darse cuenta que su llanto atraería a un grupo de lobos que habían sido atraídos al poblado por el olor que habían comenzado a desprender los cadáveres.

Atipaq débil por el golpe que había recibido del bárbaro apenas lograba caminar y al girar en una esquina donde una casa es consumida por el fuego,  se topa con los lobos que estaban peleándose por devorar el cadáver de un campesino, en ese instante el niño trata de correr pero tropieza con la pierna de otro muerto, mientras los lobos van tras él.

Uno de los lobos se adelanta a los otros y se abalanza sobre el niño, pero antes de que pueda llegar hasta el, el fuego de la cabaña pareciera cobrar vida y crea un muro entre el niño y las bestias quienes asustadas huyen del lugar.

El muro se mantiene, mientras Atipaq observa con asombro y miedo el muro mientras de él, emerge la figura del Maestro de los elementos, que se acerca lentamente al niño.

-Tranquilo hijo no voy a lastimarte, he venido a ayudarte.
-Ayudarme…

El maestro de los elementos, se inclina hacia Atipaq quien aún no paraba de llorar, para recogerlo del suelo y consolarlo.

-¿Quién hizo todo esto?
-Barbaros… barbaros malos…
-Barbaros, es extraño porque siento los ecos de una magia demoniaca y oscura usada recientemente y todas las víctimas son solo aldeanos, no hay ni un solo bárbaro caído. Tranquilo pequeño yo te protegeré, no permitiré que nadie te lastime.

Su abrazo, era cálido y reconfortante, era como el de su padre, el pequeño Atipaq se quedó dormido en los brazos del maestro de los elementos, quien lo llevo consigo, hacia su morada.

Al día siguiente.

El sol amanece nuevamente en las faldas del Genkis, mientras las aguas fluyen de la cascada del rio Khan que era quien regaba los campos e Pukinari. Atipaq despierta, para verse envuelto en una cama hecha con pieles de Inamarus. Esta algo desorientado, hasta que se da cuenta de que esta en una cueva, al salir puede ver al maestro de los elementos, quien está preparando el desayuno.

Su apariencia es la de un hombre que está cerca de los cincuenta años, sus ojos son de color marrón, mientras su cabello presenta canas en algunas zonas, vestía una ropa simple pues había dejado su armadura y su arma dentro de la cueva que se había convertido en su morado desde que desapareció de Valoran, hace eones.

-Al fin has despertado pequeño, siéntate que tenemos que hablar y desayunar.
-¿Quién es usted señor?
-Mi nombre ya lo olvide hace mucho tiempo, ahora todos me llaman Kawiri.
-¿Kawiri?
-Significa Maestro de los elementos en una antigua lengua ya extinta ¿Y tú cómo te llamas?
-Yo soy Atipaq, Atipaq Noxes.
-¿Recuerdas lo que paso en tu aldea?
-Solo recuerdo que entre en ella y…
-Tranquilo, debe ser muy duro lo que ha pasado, pero en la vida muchas veces habrán grandes tormentas, pero también habrán épocas buenas, solo queda seguir adelante con todas nuestras cicatrices.
-Usted es un guerrero.
-Sí, ayer en la tarde, después de recogerte fui en búsqueda de los barbaros que atacaron tu aldea y lamento decirte que no los encontré, seguí su rastro hasta un sendero sin salida y de ahí no había más rastro solo los rezagos de una magia oscura que jamás he visto. Ahora solo nos queda honrar a tus muertos.

 Después del desayuno Atipaq y Kawiri bajan de la montaña hacia el poblado, Atipaq se queda sentado bajo un árbol observando a Kawiri que se dedica a recoger los cuerpos de los pobladores en un claro. Donde usando sus poderes hace que el suelo se habrá y trague los cuerpos en su interior.

De pronto Kawiri regresa con el cuerpo de una mujer y una niña pequeña. Atipaq rápidamente reconoce los cuerpos y corre a abrasar por última  vez a su hermana y su madre. Mientras Kawiri observa que la madre de Atipaq protegía algo entre sus manos.

-Atipaq atesora y cuida este medallón, tu madre murió protegiéndolo, junto a tu hermana.

El medallón de la madre de Atipaq, tenía un extraño símbolo dibujado en él, Kawiri sabía que había visto ese símbolo antes, mas no recordaba donde. Kawiri entierra a la madre y a la hermana de Atipaq, mientras se voltea hacia este para hacerle una pregunta que ha querido hacerle desde que lo vio.

-¿Dime Atipaq, alguna vez has soñado con llamas azules?

La respuesta de Atipaq era confirmativa, para Kawiri era la prueba definitiva, las profecías se hacían realidad, después de tanto años esperando, al fin había nacido un elegido y solo le quedaba hacer una cosa.

Kawiri deja sentado sobre el nuevo cementerio el tronco de un árbol donde deja por escrito lo acontecido con el poblado, mientras invoca llamas para que consuman lo que queda de este.

-Vámonos Atipaq que la hora de llorar a acabado y la hora de levantarse y hacerse fuerte comienza ahora.

Continuara…

Y así inicia el entrenamiento de Atipaq.

Próximo capitulo: La Ira del Cambia Pieles. 



domingo, 15 de febrero de 2015

Atipaq El Guerrero De Los Elementos

Y al fin llega esta historia.




Atipaq El Guerrero De Los Elementos
(Las Crónicas De Runaterra)

Primer Capitulo
 La Caída de Pukinari

“La confianza muchas veces puede ser sinónimo de debilidad”: Atipaq

Montes Aputnalados

Los Montes Apuntalados, son uno de los lugares menos explorados del continente de Valoran, una enorme cadena montañosa donde la supervivencia puede ser tan dura como las cumbres de Freljord, sobre ellas se han dicho muchas cosas y pocas han sido comprobadas.

Los caminos que la recorran son escasos, la mayoría de ellos construidos en la época del imperio de los Alexanders, quienes en su deseo por conquistarlo todo no dudaron en reta a las montañas, mas su osadía fue inútil, los Montes Apuntalados están plagados de diversas criaturas que día tras día pugnan por sobrevivir.

Un famosos cartógrafo de la Academia de Guerra, califica a los Montes Apuntalados como una gran selva montañosa, donde solo los más actos logran sobrevivir, la agricultura sobre esta es escasa por la falta de terrenos actos para cosecha, mientras que la caza es una competencia en la que el ganador se comerá al otro, así mismo el clima no es nada amistoso con sus moradores, grandes granizadas azotan las cumbres acompañadas de tormentas eléctricas y torrenciales lluvias que desprenden de las montañas grandes cantidades de lodo y piedra que arrasan con todo lo que encuentran a su paso.

Entre las criaturas que dominan los grandes riscos, se encuentran los diversos clanes de dragones y de estas la que más destaca es la de los Dragones Escarlata, poderosas criaturas que infunden miedo en la mayoría de criaturas de estos lugares.

Mas la característica perseverancia de los humanos ha logrado que algunos pequeños asentamientos logren mantenerse en pie, entre los que destacan las aldeas de Askay y Meland que son la puerta de entrada de Noxus hacia Zaun, así también se encuentra en el extremo que divide las fronteras de Demacia y Noxus, Pukinari.

Un estrecho y peligroso sendero es el único camino que lleva a esta pequeña aldea; Pukinari al igual que otros pequeños poblados de los Montes Apuntalados se ha convertido en el lugar de refugio predilecto para todo aquel que es perseguido en alguna de las ciudades estado de Valoran, la mayor parte de su población descienden de refugiados, entre los que destaca los descendientes de la antigua y extinta realeza Noxiana.

El sol se eleva temprano sobre la pequeña localidad situada en un pequeño valle en medio de las grandes montañas Uloa, Ganibal y Genkis. Es temporada de recolección de moras silvestre para la celebración del día aniversario de la fundación del poblado. Las pocas aves que habitan el lugar comienzan con su canto mañanero, mientras debajo un pequeño niño llamado Atipaq llega antes que nadie para comenzar con la recolección.

Por lo general en Pukinari, los niños nunca salen solos del poblado y los adultos siempre llevan un arma para espantar a los Inamarus, criaturas parecidas a los Ursinos de Freljord, pero de pelaje gris, orejas redondas y un cerebro diminuto, lo que los convierte en bestias salvajes; pero es invierno y los Inamarus están invernando, por lo que el peligro es nulo, dado que otras criaturas, como los dragones escarlata, no se atreven a asomare mucho por estas tierras. Algunas viejas leyendas atribuyen eso a que hace mucho tiempo un poderoso guerrero camino por estas tierras y que en las faldas del Genkis ha situado su vivienda y que las criaturas del lugar le temen, motivo por el cual el poblado nunca ha sido atacado.

El pequeño Atipaq, regresa al poblado con su cesta llena de moras, sin darse cuenta que es el único que se ha puesto a recoger moras, nadie más ha salido del poblado a pesar de que la labor requiere de la colaboración de muchos, pareciera que los demás se hubieran quedado dormidos o que están ocupados atendiendo a los invitados. Un grupo de barbaros que llegaron el día de ayer, al parecer provienen de Noxus quien en los últimos años ha ido incrementado su política opresiva contra estos.

El pequeño niño continua su camino, cuando de repente el típico sonido del cantar de las aves es reemplazado por otro más siniestro, pareciera que la muerte se ha puesto a cantar, el niño presuroso corre al poblado y cuando llega la aterrador escena lo deja inmóvil, los barbaros movidos por una cólera inexplicable se habían vuelto locos y estaban asesinado a todas las personas del poblado, mientras la cesta de moras cae de las manos de Atipaq.

De pronto Atipaq escucha la voz de su madre, quien es arrastrada, el pequeño niño corre hacia ella, pero el bárbaro que la llevaba al observar al niño acercarse usa su garrote mandado a volar al niño hacia un grupo de plantas donde queda inconsciente.

Continuara…

Próximo capitulo: El Despertar de una Leyenda

Y Como despedida un segundo vídeo   sobre los peculiares personajes de  Runaterra.



  

lunes, 9 de febrero de 2015

Preludio




Preludio II


Los Orígenes de Demacia y Noxus

Hace mucho tiempo, antes de la existencia de Demacia y Noxus existía un gran conquistador llamado Alexander, según el relato sobre el Alexander era natural de Kalamanda de donde partió junto a un grupo de guerreros en busca de conquistar todo lo que se encuentre a su paso.

Alexander gracias a su astucia y don de convencimiento y sus buenas estrategias logro rápidamente que muchos poblados se postraran a sus pies, hasta el día de su muerte, mas su obra no termino, pues sus descendientes continuarían con su legado conquistando gran parte de la parte norte del continente de Valoran.

Solo las tribus de la congelada Freljord lograron resistir todos los intentos de conquista por parte de los Descendientes de Alexander, así como algunas zonas que fueron consideradas como poco atractivas se mantuvieron libres de las campañas de conquista como los territorios más allá de los Montes Apuntalados.

Entre los lugares que fueron conquistados  por Alexander y sus descendientes se encuentran los territorios de lo que hoy son  Kalamanda, Kaladoun, el Rio Serpentina, la Academia de la Guerra y en especial Noxus y Demacia, creando el gran imperio de los Alexanders.

Pero ningún imperio dura para siempre y el de los Alexanders no era la excepción y con el paso del tiempo sufrieron rebeliones en diferentes áreas de este, terminando por fragmentarlo hasta que de este solo quedaban los territorios de Noxus y Demacia cuyas poblaciones eran los más fieles al imperio, pero a la vez las que mayor rivalidad tenían.

El último de los Alexanders, Alexander Magnus tuvo dos hijos, Jilvanis Noxes y  Arthus Demecius, gemelos cada uno había heredado una característica en particular de su padre, así como un modo de pensar diferente, mientras Arthus creía que para gobernar se necesitaba tener la justicia por sobre todo así como la unión, la benevolencia y el trabajo en equipo deben primar, Jilvanis consideraba que lo primero era mantener un sistema jerarquiza donde los más fuertes y poderosos eran los que debían prevalecer, así como el control absoluto de todo.

Los gemelos eran muy diferentes entre sí, a la vez que eran rivales y siempre competían entre ellos para demostrar quién era el mejor, esta situación era muy preocupante para el emperador, pues temía de que si dejaba su trono a uno de ellos el otro junto a sus seguidores podría levantarse  en contra y desatar una guerra civil que  terminaría  por destruir lo poco que quedaba de su imperio. Ante tal situación el emperador acudió a su consejero más sabio quien le aconsejo dividir el reino en dos y darle a cada uno su propio reino. Así el Emperador hizo caso a la recomendación y poco tiempo antes de morir dividió su imperio en dos y se lo entrego a sus hijos, con la promesa de que ninguno se levantara en armas en contra del otro y que ambos reinos siempre se protegerían entre ellos.

Cada emperador decidió renombrar su reino usando una palabra que deriva de su segundo nombre, Jilvanis Noxes llamo a su reino Noxus, mientras Arthus Demecius llamo al suyo Demacia, los años pasaron y cada emperador decidió usar sus propias creencias e ideales  para dirigir su reino, Arthus se convirtió en un gobernante justo el cual predicaba con el ejemplo, mientras su hermano se convirtió en un gobernante fiero que causaba temor  entre sus súbditos y el odio entre otros de estos.

Si bien ambas naciones Vivían en paz, en Demacia muchos observaban con horror la manera en como Jilvanis manejaba su reino y la aparente indiferencia de su hermano ante esto, quien prefería dedicarse a inculcar en su hijo Jarvan Primero de Demacia todos los principios de este a interferir en los asuntos de su hermano. Mientras en Noxus se tenía la sensación de que en Demacia se planeaba interferir en los asuntos de este y se comenzaba a cuestionar la capacidad del emperador, debido a que no le prestaba atención  a estos asuntos; los principales generales Noxianos veían esto como una muestra de debilidad y comenzaron a urdir un plana para derrocar al actual emperador.

Años más tarde en los preparativos para la celebración de la formación del reino de Noxus el emperador Jilvanis fue asesinado junto a su guardia, en la escena del crimen se encontraron flechas y una espada de origen Demaciano, rápidamente los generales Noxianos acusaron a la delegación diplomática de Demacia de haber asesinado al emperador, al día siguiente la delegación Diplomática fue encontrada muerta en sus celdas, mientras los generales Noxianos so- pretexto de mantener el orden y debido a la falta de experiencia del heredero al trono eligieron a  un Gran General que se haría cargo de dirigir el reino, este acto provoco la reacción de Demacia, quien acuso a los generales Noxianos de ser los responsables de todo esto y de secuestrar a la familia real de Noxus.

Días después la primera guerra entre Demacia y Noxus comenzó y en medio del conflicto el resto de la familia real fue asesinada a excepción Ilda de la hija menor del emperador quien fue salvada por uno de los servidores fiel a la corana quien se dio cuenta de toda la verdad. Noxus acuso a Demacia también de este crimen y otros, mientras Demacia acusaba a los generales Noxianos de toda la responsabilidad, sin percatar de que la mayor parte del pueblo de Noxus apoyaba a los generales y que lo único que lograba fue incrementar el recelo entre ambas naciones.

La guerra continuo hasta que las batallas comenzaron a escasear, mas nunca hubo un claro ganador de esta, lo único que quedo fue una desconfianza entre ambas naciones.

Ilda la hija menor de Jilvanis que fue salvada por un sirviente llevaba en su cuello el Medallón de su hermano mayor, el cual nunca fue encontrado por los generales Noxianos, así como tampoco a ella quien  fue llevada más allá de los límites de Noxus y Demacia hasta un remoto poblado en las cumbres de los Montes Apuntalados llamado Pukinari, donde vivió y donde residen sus descendientes.

Este 15 de Febrero inicia esta gran saga

Atipaq El Guerrero De Los Elementos
(Las Crónicas De Runaterra)


Próximamente el primer capítulo de este Fanfic


La Caída de Pukinari


Mientras un video de Runaterra y sus peculiares habitantes y guerreros.