viernes, 27 de marzo de 2015

Atipaq el Guerrero de los Elementos

Atipaq el Guerrero de los Elementos
(Las Crónicas De Runaterra)



Capítulo 5
La Corrupción de los Yetis.

“Los Yetis no son Malos Solo Son Unos Incomprendidos” Atipaq

-Alto. – De pronto sobre la niña una pequeña aura blanca  brilla y frente a ella esta Braum quien con su escudo ha logrado frenar al rabioso Yeti.
-¿Qué paso?, ¿Pero si hace un segundo estaba acá en mi costado y ahora esta allá? – Atipaq había estado distrayendo mirando al otro Yeti, que no se fijó cuando Braum desde donde estaba se impulsó y dio un gran salto hasta la pequeña, para protegerla del Yeti.
-¡Uraaa Braum, Braum, Braum! – Gritaba la gente que reaccionaba ante la proeza del héroe quien con un certero derechazo dejaba inconsciente al  Yeti.

El otro Yeti al observarlo corre hacia él y usa como trampolín una vieja carreta para saltar hacia el héroe, pero Braum rápidamente con un salto lo intercepta haciéndolo caer, para después lanzar su escudo como si fuera un boomerang para dejarlo fuera de combate.

-¡Viva Braum, Braum, Braum! – Seguía gritando la gente mientras el héroe cargaba a la niña en sus hombros y la regresaba con su madre.
-Vaya a cabo con los dos yetis con mucha facilidad, sin duda el bigotón es muy fuerte.

Minutos después las alabanzas de Braum se disipaban para dar paso a una discusión sobre el problema de los Yetis; entre los comentarios surge el de un campesino que jura haber visto a la Bruja de Hielo desplazarse en dirección hacia la caverna de los Yetis, días antes de que estos comenzaran con su hostigamiento hacia el pueblo.

-Entonces esta decidido Braum ira hacia la caverna de los Yetis en búsqueda de la Bruja de Hielo. – Respondía el héroe, mientras algunos aldeanos cuestionaban si era lo correcto.
-Es muy peligroso incluso para alguien como Braum.
-No se preocupen amiguitos Braum sabe cómo protegerse.
-Si pero estos Yetis que están aquí deben ser regresados a su caverna, no sabemos cómo reaccionaran cuando despierten.
-Entonces los llevare conmigo.
-¡Buena suerte Braum y regresa pronto! – Eran las palabras de los aldeanos al despedir a su héroe.
-Espera Mostachón  yo iré contigo. – Detrás de Braum aparece Atipaq quien está decidido a acompañarlo. – Desde que llegue a Freldjord el primer nombre que he escuchado es el de la Bruja de Hielo y ya es hora de que la vaya conociendo, así como de comprobar lo tan terrible que es.
-Esta jornada es algo muy peligroso pequeño amigo.
-Yo se cuidarme solo además por tu forma de ser y de pelear, no creo que seas alguien que este acostumbrado a llenarse las manos de sangre y necesitaras que te ayude con ese asunto. Además aun me debes una pelea.

Braum y Atipaq se observan fijamente, mientras el resto de la gente permanece en silencio, como si esperaran que una función de golpes comenzara.

-Eres muy valiente y está bien acepto tu compañía.

Y así Braum y Atipaq comienzan su ascensión hacia la caverna de los Yetis acompañados de algunos hombres del pueblo, quienes con sus carretas y bestias llevan los Yetis, mientras Atipaq y Braum tenían una mena charla.

-Y dime grandulón, ¿Cómo es que te hiciste tan grande y fuerte?
-Pues con un duro entrenamiento y una muy buena alimentación.
 -¿Pues que te daba tu mama para ser tan grande?
-De niño Braum siempre ha tomado leche de carnero, mi madre decía que me aria una persona muy fuerte.
-¿Oye que hay en esa otra dirección? – Preguntaba Atipaq señalando un sendero que se desprendía del camino.
-Hacia allá se encuentran otras tribus guerreras, ellas son muy peligrosas y siempre están en estado de beligerancia.
-Entonces puede que hallan guerreros muy fuerte… bueno después iré a dar un paseo por ahí, ahora…
-Al fin llegamos, la caverna de los Yetis, muchas gracias amigos por su ayuda, ahora será mejor que regresen al poblado, pues esto será muy peligroso.

Atipaq y Braum toman a los yetis e ingresan a la gran caverna, esperando encontrar a la Bruja de Hielo. En los primeros metros de la cueva se puede observar  acomodados en fila a los cadáveres de aventureros que osaron ingresar a la caverna buscando fama y solo hallaron muerte a manos de los Yetis.

Cerca de la mitad de la profundidad de la caverna, la luz del sol se desvanece y esta es alumbrada por la luz de hermosos cristales luminosos que se desprenden del corazón de la montaña. Mas allá en la mitad de la caverna se abre un gran cuarto del cual salen varios túneles y en medio de esta sala algo inusual se levanta, un gran pilar de hielo oscuro el cual encierra a un gran Yeti. Era e líder de este clan de Yetis.

-No hay nadie grandulón, el lugar esta vacío, solo esta ese Yeti congelado en ese raro pilar de hielo oscuro.
-Estas equivocado, ahí vienen.
-Ah si ya los...

Atipaq deja caer al Yeti inconsciente, mientras desenfunda su arma y observa a su alrededor como los Yetis salen de los túneles.

-Esos ojos y ese comportamiento lo he visto antes. – Pensaba Atipaq mientras observaba a las rabiosas bestias prepararse para precipitarse sobre ellos.
-Quédate detrás de mí Atipaq.
-¿Qué…?

De pronto los Yetis al unísono lanzan cristales de hielo sobre ellos, mientras Braum se concentra y hace que de su escudo una gran pared de hielo solido se erigía cubriéndolo a ambos de los proyectiles y de algunos Yetis que se abalanza detrás de estas sobre ellos. Braum soporta la embestida de los Yetis, para después de una carga empujar a la pared de hielo y a los Yetis con ellos.

-Oye Atipaq, no los mates.
-¿Qué?
-No es su culpa se han perdido en su ira… no tienen forma de controlarse- Los Yetis continúan su carga mientras Braum nuevamente levanta la pared de hielo para contrarrestarlos.
-No se detendrán Braum, no hay otra opción. – Le responde Atipaq mientras lanza una nova de hielo para incapacitar a algunos yetis. – No sé de qué manera los corrompió la Bruja de Hielo pero te aseguro Braum que no hay forma de pararlos.
-Si la hay Atipaq observa frente a ti.
-Ese Yeti congelado.
-Así es él es el líder de este clan, si lo liberamos puede que él pueda contenerlos.
-Entonces cúbreme y yo me hare cargo de liberarlo.

Después de una embestida Braum y Atipaq corren en dirección del pilar de hielo congelado. Braum usa su gran fuerza  y su escudo para abrir el camino al frente, mientras Atipaq lanza novas de hielo para cubrir  su retaguardia. Y después de unos segundos de agonía logran llegar hasta el pilar del líder yeti, Atipaq usa su Tuximi para intentar cortar el hielo pero esta solo logra rasguñarla.

-Imposible este hielo es más duro que cualquier metal conocido, solo queda una cosa por hacer. – Atipaq se concentra mientras un lado de la Tuximi se enciende en llamas y de un solo movimiento Atipaq logra clavarla en el hielo que comienza a agrietarse y desmoronarse, liberando a su cautivo.
-Bien lo hemos logrado. – Exclama Atipaq.
-No ya es demasiado tarde el líder Yeti ya está casi muerto. – Le responde Braum mientras lo coge y puede ver como este da sus últimos suspiros mientras lo mira a los ojos como si le estuviera diciendo algo. – Atipaq salgamos de esta cueva.
-Pero y los Yetis no podemos dejarlo así.
-Aún hay una forma tu ven conmigo. - Le responde Braum mientras lanza su escudo que rebota en algunos yetis antes de volver hacia él. – ¡Rápido!

Atipaq y Braum corren hacia el túnel que lleva a la salida, al llegar Atipaq hace girar la Tuximi y crea un remolino de aire que empuja a los Yetis y les da algo de distancia.

-¿Qué es lo que planeas?
-Vamos a encerarlos.
-¿No sería más humano matarlos ahora que matarlos de inanición?
-Jajajaja Los Yetis tienen en sus cuevas grandes reservas de comida, además de que pueden hibernar y pasarse medio año durmiendo.
-¿Entonces?
-Si los enceramos durante algunos años puede que la influencia de la Bruja merme en ellos y de entre ellos aparezca un líder que los controle.
-Si pero ¿Sabes la cantidad de escombros que se necesitara para cubrir esa gran entrada por años?
-Tú déjamelo todo a mí.

Al salir Braum se queda frente a la entrada mientras Atipaq retrocede para darle espacio y observar, como Braum a un gran salto y al caer clavar su escudo sobre el suelo congelado para crear una gran ola de hielo que se abe en dos formando una gran fisura de al cual salen grandes pilares de hielo que impactan el techo de la caverna, creando una gran inestabilidad en el terreno que hace que la entrada y gran parte de la montaña colapse cubriéndola por completo.

-Eso fue increíble destrozaste toda la entrada.
-Jajaja te conté que una vez atravesé una montaña con mis puños.
-Bueno creo que con esto será suficiente y ahora tu bigotón me debes una pelea. – Le dice Atipaq a Braum mientras caminan de regreso al poblado.
-Está bien pequeño amigo mañana pelearemos, ahora regresemos al poblado para celebrar bebiendo un buen vaso de leche de cabra. – Le responde Braum mientras le da una palmaditas en la espalda.
-Hey más suave grandulón que no soy de hielo.
-Jajajaja que graciosos eres amiguito.


"Seis Años Mas Tarde Un Pequeño Niño Montado En Un Gran Yeti Se Convertirá en el líder de estos y los Liberara de la Corrupción de la Bruja de Hielo, su nombre: 
Nunu"



Continuara...

Próximamente: Un Poro En Apuros. 

lunes, 16 de marzo de 2015

Atipaq el Guerrero de los Elementos



Atipaq el Guerrero de los Elementos
(Las Crónicas De Runaterra)



Capítulo 4
El Corazón de Freljord

“He viajado por toda Valoran y no encontrado a alguien más bueno que Braum.” Atipaq

Dos Semas Después Cerca de las Tierras de los Avarosa.

El duro invierno se acerca a Freldjord, mientras Atipaq sigue el sendero que su maestro le ha marcado, durante los últimos días ha bajado  por un camino que lo lleva en dirección hacia las tierras el Avarosa, mientras más se acerca a esa tierra,  la cantidad de nieve en el paisaje disminuye, así como las montañas son cada vez menos empinadas y desde donde puede observar los aun verdes campos de los Avarosa.

En su camino Atipaq solo ha encontrado un par de poblados pequeños donde  se dedican a la caza de Cerdos salvajes y la pesca en un rio que amenaza con congelarse, mas ningún de sus moradores podía significar un oponente digno para él.

Cerca de la cima de una montaña Atipaq se sienta para admirar el paisaje y comer algo, al hacerlo se da cuenta de que sus raciones de comida están casi agotadas, cuando de pronto el grito de alguien pidiendo ayuda le llama atención.

Al subir la montaña puede observar al otro lado a una mujer con su hijo su hijo y una cabra intentando huir de un Yeti, el cual parece fuera de control, por un momento a Atipaq la bestia le hace recordar al Cambiapieles.

La mujer y sus acompañantes llegan hasta uno de los lados de la montaña, mientras el furioso Yeti está cada vez más ceca de ellos y con sus manos coge un bloque de hielo que lanza sobre ellos, pero a medio camino Atipaq cae de la montaña y con su tuximi (el arma de su maestro) pulveriza el bloque de hielo, para después ir contra el Yeti el cual trata de cogerlo, pero el Yeti es muy lento y Atipaq logra esquivarlo y sujetarlo de su cabeza para azotarlo contra el frio piso y dejarlo inconsciente.

-¿Están bien? – Le preguntaba Atipaq a las personas.
-Oh si gracias a ti joven, ¿Quién eres?
-A yo soy… 

En ese instante Atipaq recuerda que su maestro le dijo que no revelara su verdadero nombre.

-( Atipaq pensando: Ba yo no are las cosas como usted, lo are a mi manera). – Mi nombre es Atipaq.
-¿Es un nombre raro, dígame de que tribu es usted?
-¿Tribu?, de ninguna yo vengo de los Montes Apuntalados.
-Oh un extranjero, no muchos extranjeros vienen a Freldjord, bueno en muestra de agradecimiento déjenos invitarles algo de comer en nuestra morada.
-Muchas gracias, he pueden adelantarse, yo iré detrás de ustedes, pues he dejado mis demás pertenencias sobre la montaña.

 La mujer, su hijo y su cabra se alejan mientras Atipaq voltea hacia el Yeti quien está recuperando el conocimiento.

-Según mi maestro solo hay una opción para aquellos que se han perdido en la ira, la muerte pero… esta vez no es necesario.

Atipaq se concentra y lanza sobre el Yeti una nova de hielo que lo congela.

-Pasaran horas antes de que te descongeles, solo espero que no me busques, porque si lo haces no dudare en matarte.

Más tarde.

La mujer y su hijo conducen a Atipaq hacia los verdes campos, cerca de la tribu de los Avarosa, se encuentra una pequeña tribu, los Ullcars que es de donde ellos provienen, es una tribu de pastores y campesinos que viven en relativa paz ya que han logrado negociar con los Avarosa y otras tribus, para que esta tribu se convierta en la despensa de las otras en tiempos de guerra.

Atipaq entra a una pequeña cabaña de madera, al costado de esta está el corral de las cabras y la granja de los pollos se sitúa detrás del granero donde se almacena  todo la cosecha.

-Díganos joven que lo trae a nuestras tierras. – Le pregunta la mujer a Atipaq mientras le sirve algo de maíz Freldjoriano junto a un poco de té.
-Bueno he venido a buscar y a aprender de los guerreros más fuertes de Freldjord el arte de controlar el hielo ya que los guerreros Freldjorianos son famosos por esto.
-No creo que dejen conocer sus secretos sobre cómo manejar el hielo.
-Entonces los obligare a la fuerza a enseñarme.
-Eres muy fuerte, pero necesitaras más que esa arma rara que tienes para poder luchar contra los mejores guerreros de Freldjord.
-Ja eso habría que comprobarlo y dígame ¿Qué hacía usted allá arriba?
-Estábamos buscando una cabra que se había perdido y la encontramos y también a ese Yeti.
-¿Son así los Yetis de esta zona?
-No los yetis de este lugar  por lo general evitan a los humanos y si ven uno prefieren correr, solo pelean si encuentran que su vida está en peligro.
-¿Y a este que le paso?
-No lo sabemos, pero el comportamiento de los Yetis últimamente ha cambiado, se están volviendo muy violentos y cada vez  se acercan más a nuestro poblado.
-Eso es un problema.
-Si pero por suerte Braum llegara pronto para ayudarnos.
-¿Braum?
-Es nuestro héroe, siempre ayuda a los demás en especial a los más débiles, él es muy fuerte y estamos seguros que encontrara una solución para nuestro problema, la princesa de Avarosa Ashe gentilmente nos ha ayudado a encontrarlo. 
-¿Y usted cree que este Braum podría ayudarme?
-Ahora que lo pienso sí, es probable que él sea el único en todo Freldjord que no le importaría compartir con alguien más sus habilidades.
-Entonces  no le importa si me quedo en su granero a esperarlo.
-No de ninguna manera, además Braum debe de estar llegando mañana.
-Bien hasta entonces me quedare y vigilare por si algún yeti se atreve a acercarse.

Atipaq decide quedarse en la casa de la mujer, mientras espera la llegada de Braum, además de escuchar los grandes relatos sobre él y otras noticias que acontecen en Freldjord, en especial los que tienen que ver con la tribu Avarosa, y su líder la princesa Ashe de quien se cuenta es la mejor arquera en todo Freldjord.

Al día siguiente

Atipaq aún está durmiendo, cuando el sonido de la gente vitoreando el nombre de Braum lo hace despertarse, al subirse al techo de la granja puede observar a la multitud aglomerarse alrededor del héroe y a otros recién saliendo de sus casas o del campo para unirse a la multitud y vitorear el nombre del héroe más grande de Freldjord.

“Braum, Braum, Braum,  Braum” Es lo único que se escucha decir a la gran masa de gente, que lo rodea.

-Interesante. – Piensa Atipaq mientras observa a Braum acercarse al poblado, quien esta vestido con sus habituales atuendos, en su mano izquierda lleva su imponente escudo mágico y con su otra mano carga una enorme vaca que parece tener la pierna rota, además de ir con su peculiar bigote y una gran sonrisa de oreja a oreja por la aclamación popular.

-Jajajaja mis querido amigos, muchas gracias por este gran recibimiento. – Respondía Braum a las aclamaciones, mientras bajaba la vaca.
-¡Viva Braum! ¡Braum, Braum, Braum, Braum!
-Valla, valla así que tú eres el famosos Braum. – Pronuncia Atipaq, mientras salta del techo del granero en dirección a Braum.
-Jajajaj si y tu quien eres pequeño amiguito.
-Yo soy Atipaq y venido hasta aquí a retarte a un enfrentamiento, si te derroto me enseñaras todos tus secretos.
-Jajajaja Que gracioso es el extranjero. – Fue lo único que escucho Atipaq, toda la gente del poblado se reía de él, por su atrevimiento de retar a Braum.
-Eres muy valiente pequeño amiguito, pero Braum cree que aun necesitas más entrenamiento para enfrentarte a él.
-¿Que tienes miedo?
-Jajajajaja. – La gente continuo riendo, lo colmo la paciencia de Atipaq quien lanzo un rayo de hielo sobre el piso congelándolo y haciendo que la gente sobre el resbalara y cayera pesadamente y asustando a algunos.
-No deberías hacer eso pequeño amiguito. 
-Oblígame grandulón y deja de decirme pequeño.
-Está bien Braum luchara contigo.

La gente se alejaba de ambos, Atipaq los observaba a todos y podía observar que la gran mayoría de la gente de la Tribu, tenía los ojos azules y los restantes lo tenían de un color verde turquesa. Los ojos rojos de Atipaq brillaban con intensidad y se posaban sobre los de Braum, mientras el lugar se cubría de un gran silencio, cuando de pronto un gran ruido interrumpió.

-GAaaahhhh. – El Yeti que Atipaq había congelado había regresado y además traía a otro consigo.
-Otra vez esa bestia.

La gente asustada corría despavorida en dirección a Braum, para ponerse detrás de este, pero entre la multitud una pequeña niña quedo rezaga y tropieza cayendo al suelo.

-¡No mi hija! – Gritaba la desesperada madre, mientras uno de los Yetis corría hacia la pequeña, la pequeña se queda inmóvil al ver al gran Yeti acercarse hacia ella, sus piernas le fallan y no se mueve, esta aterrada mientras el Yeti se dispone a arrollarla.

Próximamente: La Corrupción de los Yetis.


Hace un año:

"Con el invierno de Fréljord arreciando y una batalla furibunda librándose a su alrededor, un poro valiente rebota de aquí para allá en búsqueda de bocadillos."



domingo, 8 de marzo de 2015

Atipaq el Guerrero de los Elementos


Atipaq el Guerrero de los Elementos
(Las Crónicas De Runaterra)



Capítulo 3
La Ira del Cambia Pieles

“La Ira puede hacerte perder la razón, peo también puede hacerte muy poderoso.” Atipaq

12 años después

Freljord

El sol abrazaba tibiamente las heladas cumbres de Freljord, mientras Kawiri y Atipaq cruzaban sus heladas tierras, en dirección hacia el bosque de los Cambia Pieles.

Durante los 12 años que Atipaq ha permanecido con Kawiri, pocas han sido las ocasiones en que han salido más allá de las faldas del Genkis y principalmente lo hacían hacia los poblados cercanos en busca de objetos y utensilios necesarios que la naturaleza no les podía proveer. Y siempre en sus descensos Atipaq podía observar a lo lejos en el horizonte las blancas montañas de Freljord y sentir el viento frio que provenía de aquel lugar y una curiosidad por conocer todo aquello que hay más allá de los Montes Apuntalados.

-Maestro porque estamos en este lugar.
-A quería que conocieras la nieve.
-¿En serio?
-No tonto.
-Entonces.
-Porque no te esperas hasta que lleguemos para que te lo cuente, ya falta poco, así que se paciente.
-Si claro se paciente como usted no tiene que cargar todo.
-Si sigues con esa actitud, te hare cargar un pedazo de este lugar.

Atipaq desde que llegaron a Freljord no ha cesado durante todos los días en preguntarle a su maestro el motivo de este largo viaje y este siempre ha esquivado la respuesta, como si ocultara algo malo para su joven aprendiz. En la noche Atipaq y su maestro se turnaban para vigilar el sueño del otro de alguna amenaza que pueda haber.

En los momentos en los que Atipaq estaba despierto recordaba la mañana en la que su maestro le dijo que empacara todo lo necesario, pues harían un largo viaje hacia Freljord, así como recordaba todas las historias que este le contaba cuando viajaba por toda Valoran, sus batallas contra otros guerreros, los lugares que conoció y todos los peligros que ha tenido que sortear avivando en Atipaq un deseo por querer conocer Valoran y los misterios que esta esconde.

-Bueno al fin hemos llegado.

Ante ellos y en medio de los grandes montes congelados se erguía un gran bosque congelado de enormes árboles.

-Maestro este bosque es impresionante y también es increíble que estos grandes árboles puedan soportar y florecer en este clima tan extremo.
-Estos bosques que tú ves aquí desde antes de que el hombre pueda caminar en dos pies, se dice que era el antiguo hogar de seres primigenios.
-¿Seres primigenios?
-Así es son los ancestros de muchas criaturas que hoy en día habitan Runaterra, estos bosques eran sus dominios Y estos bosque también son el hogar de los Cambiapieles.
-¿Cambiapieles?
-Una ancestral casta que ha heredado este bosque, como hogar y Santuario,  cada cierto tiempo nace uno con habilidades excepcionales, capaz de escuchar a los espíritus de Freljord.
-¿Y el motivo para venir aquí es de visitarlo?
-No, tú te enfrentaras a él.
-¿Qué yo que?

Kawiri voltea ante el asombro de su aprendiz, mientras se internan en el espeso bosque.

-Mi pequeño padawan desde que comencé a entrenarte a la única persona a la cual te has enfrentado es a mí y siempre te e vencido con mucha facilidad.
-Eso no es novedad.
-No me interrumpas y escucha. En las últimas semanas me he dado cuenta que tu progreso es menor a la de otras épocas y con una clara tendencia a empeorar y eso se debe a que necesitas otros rivales cuyas habilidades sean distintas a las mías y cuyo nivel se asemeje más al tuyo.
-(Atipaq Pensando) Si si si usted es el más poderoso de Runaterra.
-Es hora de que pongas en práctica todo lo que te enseñe y me demuestres que no he pasado los últimos 12 años de mi vida criando y entrenando a un muchacho que se supone es un elegido y no un muchacho majadero y llorón.
-(Atipaq pensando) Y comienzan los golpes bajos.
-El Cambiapieles será un buen rival para ti hace mucho tiempo me enfrente a uno en un combate amistoso, el cual me ayudo a mejorar y darme cuenta de mis falencias y debilidades, espero que contigo suceda lo mismo.
-Entonces es un hombre amistoso, el que conocí si y estoy seguro que el de esta época no será diferente, son personas pacíficas.

Ya es casi mediodía y Atipaq y Kawiri se encuentran en medio del bosque, es la hora del almuerzo y Kawiri le ordena a Atipaq preparar todo para preparar el almuerzo mientras él va  en busca de algo de leña seca para encender una fogata. Los minutos pasan, Atipaq ya ha preparado todo y se queda observando un gran árbol de casi diez metros de altura, que pareciera rozar el suelo,  cuando de pronto una extraña sombra aparece detrás de él.

-¿Maestro? – Fue lo único que logro pronunciar antes de que el hombre frente a él se abalance hacia el con la furia de una bestia salvaje que busca asesinar a su presa. Peo Atipaq logra reaccionar a tiempo y esquivar el ataque del extraño así como observarlo.

Es un hombre, de cabellera y prominente barba, viste ropas hechas con pieles de diversos animales que viven en la zona, en especial de lobos, sus ojos están llenos de ira y responde al nombre de Udyr, quien hace tiempo perdió a su mentor a manos de la Bruja de Hielo.

-¿Quién eres tú y que te pasa?
-Lar…go… de… mis… tierras.
-¿Eres tú el Cambiapieles?
-¡Dije que te largaras!

Udyr se lanza nuevamente sobre Atipaq, mientras insiste en que este se vaya, Atipaq sin más remedio trata de defenderse con una ráfaga de viento gélido, la cual solo hace a Udyr retroceder unos cuantos pasos, pero los suficientes  como para que Atipaq lance su contraataque. Pero todos los golpes que lanzan son interceptados con facilidad por Udyr quien lo sujeta y lo estrella contra un gran árbol.

Udyr logra asestarle otro golpe en el vientre que deja a Atipaq casi sin aire, quien desesperado intenta crear una bola de fuego inútilmente pues está muy cansado y débil después de haber cargado todo el equipaje por horas y el hecho de no haber almorzado aun, solo tiene la energía suficiente para invocar una bola de hielo, la cual logra congelar a Udyr, pero la capa de hielo es muy fina y Udyr logra romperla así como ponerse más furioso después del ataque.

-¡Esbirro de la Bruja de Hielo voy a aniquilarte!
-Creo que este es mi fin ya no tengo fuerzas para seguir luchando.

Udyr corre a toda prisa y con gran facilidad sobre la nieva, mientras Atipaq agitada solo atina a observar cómo se acerca a él, pero antes de que este pueda llegar hacia él, los grandes árboles comienzan a congelarse y una gran nova de hielo cae sobre Udyr congelándolo.

-Apresúrate Atipaq recoge todo y vámonos que esa prisión de hielo no lo detendrá por mucho tiempo.
-Maestro, usted dijo que era un tipo amigable y este de amigable no tiene ni la ropa que lleva puesto.
-Deja de decir tonterías muchacho y de una vez coge todo.

Atipaq y Kawiri recogen todas sus cosas y salen rápidamente del bosque mientras el hielo que mantenía prisionero a Udyr revienta y lo deja libre, este da un gran rugido que hacía temblar los nevados cercanos y que se escuchaba a kilómetros, inclusive hasta donde Atipaq y Kawiri se encontraban.

-Escuchas ese aullido Atipaq ese aullido es el aullido de la ira desenfrenada.
-Ira desenfrenada, ¿Está diciendo?
-Si aquel hombre al que te enfrentaste es en estos instantes más una bestia salvaje llena de ira y desconfianza hacia todo lo que no sea parte de su mundo, ya casi no es un ser humano si no un recipiente de ira y dolor incapaz de razonar y entender.
-Puede usted hacer algo por él.
-No lo creo, todos a los que me enfrente con esas mismas características terminaron muertos, pues no encontraba la forma de llegar hasta su lado humano.
-¿Y esta vez porque no lo hizo?
-Por respeto, a pesar de que se ha convertido en una bestia salvaje, sigue siendo en el fondo un ser honorable, tal vez algún día alguien pueda ayudarle a recuperar su humanidad, ahora vámonos.
-He maestro él dijo algo sobre una Bruja de hielo.
-¿La bruja de hielo?, creí que nunca más escucharía ese nombre.
-¿La conoce?
-Ya te conté lo que se sobe ella, acaso ya lo olvidaste.
-Así discúlpeme pero con todo lo que ha pasado se me había olvidado quien era.
-¿Qué será lo que ella le habrá hecho?, ¿Tal vez deba cambiar los planes?
-¿Qué haremos ahora?
-Primero preparemos la comida que necesito pensar y nunca pienso bien con el estómago vacío, ya mañana por la mañana decidiré que hacer.

Al día siguiente Kawiri se levanta antes de que el sol espante las estrellas, toma su arma y comienza a ordenar las cosas, preparando todo para partir.

-Atipaq levántate, ya es hora de que partas.
-¿A qué se refiere maestro?
-Lo acontecido con el Cambiapieles cambia todos mis planes, pero tu entrenamiento debe continuar.
-¿A qué se refiere?
-Escucha sé muy bien que siempre has deseado conocer todo lo que había más allá de los Montes Apuntalados, pues este es tu oportunidad, toma esto.
-Maestro me está entregando su arma.
-Ya has alcanzado el nivel suficiente como para usarla y en este viaje que vas a emprender, la necesitaras más que yo para poder manipular mejor a los elementos recuerda que es una arma mágica, además la primera parte de tu entrenamiento está concluida y lamentablemente no podre guiarte en la segunda parte de esta pero confió que todo lo que te enseñado te será de ayuda para sobrevivir.
-Maestro está diciendo que viajare solo sin su guía.
-Ya eres mayor de edad, es hora de que te comportes como tal, solo espero que no te metas en muchos problemas, ni te desvíes de tu senda, e empacado todo lo que podrás necesitar, incluyendo los mapas de las estrellas que te ayudaran a guiarte por toda Valoran, así como piedras preciosas que podrás cambiar en los poblados por aquello que necesites como comida, recuerda todo lo que te he enseñado sobre el valor de estas y de cómo usar los mapas.
-Maestro que ara usted.
-Yo me quedare un rato más acá vigilando por si el Cambiapieles intenta seguirte, después tengo que hacia el Abismo de los Lamentos, debo averiguar que le ocurrió al Cambiapieles y buscar las respuestas a mis preguntas los elementos en este lugar se agitan demasiado y debo saber porque, tu por tu parte tienes que encontrar sujetos fuertes con los cuales puedas enfrentarte y perfeccionar tus técnicas. Estoy seguro que aquí en Freljord podrás mejorar en el uso y manipulación del hielo, ve por donde el mapa te lo señale, no vayas por donde no te este señalado pues los peligros en ellos pueden ser demasiado para tus habilidades actuales y tampoco vayas a donde yo voy.
-Maestro cuando nos volveremos a ver.
-Después de terminar de aclarar mi mente regresare a casa ahí estaré esperándote y vigilándote con la ayuda del viento, así que se consiente de que te estaré vigilando y que te enviare mensajes a través el viento, ah y en tus batallas cuando te enfrentes a alguien, no des tu verdadero nombre y solo utiliza un elemento, concéntrate en mejora tu control sobre los cinco, pero hazlo uno a la vez para que obtengas mejores resultados, aquí en Freljord estoy seguro que podrás mejorar tus habilidades con el hielo, los habitantes de esta tierra llevan siglos perfeccionando su uso, así que no desaproveches su sabiduría, así como la de ningún otro por más pequeña que te parezca, siempre se puede aprender algo cada día, ahora vete.
-¿Cuándo terminara mi viaje?
-Cuando termines de ir a los lugares señalados, estoy seguro que con tu nivel actual tardaras no más de 7 años en volver a casa, ahora vete y recuerda todo lo que te enseñe y estas últimas palabras:

“Se duró como la piedra, moldeable como el agua, ágil como el viento, rápido como el rayo e indomable como las llamas y te harás un guerrero muy poderoso”

Fueron las últimas palabras de Kawiri, mientras él y Atipaq tomaban rutas distintas.

-Adiós maestro hasta que me convierta en un verdadero Guerrero de los Elementos.

Y así el viaje solitario de Atipaq sobre Valoran comienza.

Continuara…

Maestro y Discípulo toman caminos distintos mientras algo siniestro se alza en el horizonte.

Próximamente: El Corazón de Freljord