domingo, 8 de marzo de 2015

Atipaq el Guerrero de los Elementos


Atipaq el Guerrero de los Elementos
(Las Crónicas De Runaterra)



Capítulo 3
La Ira del Cambia Pieles

“La Ira puede hacerte perder la razón, peo también puede hacerte muy poderoso.” Atipaq

12 años después

Freljord

El sol abrazaba tibiamente las heladas cumbres de Freljord, mientras Kawiri y Atipaq cruzaban sus heladas tierras, en dirección hacia el bosque de los Cambia Pieles.

Durante los 12 años que Atipaq ha permanecido con Kawiri, pocas han sido las ocasiones en que han salido más allá de las faldas del Genkis y principalmente lo hacían hacia los poblados cercanos en busca de objetos y utensilios necesarios que la naturaleza no les podía proveer. Y siempre en sus descensos Atipaq podía observar a lo lejos en el horizonte las blancas montañas de Freljord y sentir el viento frio que provenía de aquel lugar y una curiosidad por conocer todo aquello que hay más allá de los Montes Apuntalados.

-Maestro porque estamos en este lugar.
-A quería que conocieras la nieve.
-¿En serio?
-No tonto.
-Entonces.
-Porque no te esperas hasta que lleguemos para que te lo cuente, ya falta poco, así que se paciente.
-Si claro se paciente como usted no tiene que cargar todo.
-Si sigues con esa actitud, te hare cargar un pedazo de este lugar.

Atipaq desde que llegaron a Freljord no ha cesado durante todos los días en preguntarle a su maestro el motivo de este largo viaje y este siempre ha esquivado la respuesta, como si ocultara algo malo para su joven aprendiz. En la noche Atipaq y su maestro se turnaban para vigilar el sueño del otro de alguna amenaza que pueda haber.

En los momentos en los que Atipaq estaba despierto recordaba la mañana en la que su maestro le dijo que empacara todo lo necesario, pues harían un largo viaje hacia Freljord, así como recordaba todas las historias que este le contaba cuando viajaba por toda Valoran, sus batallas contra otros guerreros, los lugares que conoció y todos los peligros que ha tenido que sortear avivando en Atipaq un deseo por querer conocer Valoran y los misterios que esta esconde.

-Bueno al fin hemos llegado.

Ante ellos y en medio de los grandes montes congelados se erguía un gran bosque congelado de enormes árboles.

-Maestro este bosque es impresionante y también es increíble que estos grandes árboles puedan soportar y florecer en este clima tan extremo.
-Estos bosques que tú ves aquí desde antes de que el hombre pueda caminar en dos pies, se dice que era el antiguo hogar de seres primigenios.
-¿Seres primigenios?
-Así es son los ancestros de muchas criaturas que hoy en día habitan Runaterra, estos bosques eran sus dominios Y estos bosque también son el hogar de los Cambiapieles.
-¿Cambiapieles?
-Una ancestral casta que ha heredado este bosque, como hogar y Santuario,  cada cierto tiempo nace uno con habilidades excepcionales, capaz de escuchar a los espíritus de Freljord.
-¿Y el motivo para venir aquí es de visitarlo?
-No, tú te enfrentaras a él.
-¿Qué yo que?

Kawiri voltea ante el asombro de su aprendiz, mientras se internan en el espeso bosque.

-Mi pequeño padawan desde que comencé a entrenarte a la única persona a la cual te has enfrentado es a mí y siempre te e vencido con mucha facilidad.
-Eso no es novedad.
-No me interrumpas y escucha. En las últimas semanas me he dado cuenta que tu progreso es menor a la de otras épocas y con una clara tendencia a empeorar y eso se debe a que necesitas otros rivales cuyas habilidades sean distintas a las mías y cuyo nivel se asemeje más al tuyo.
-(Atipaq Pensando) Si si si usted es el más poderoso de Runaterra.
-Es hora de que pongas en práctica todo lo que te enseñe y me demuestres que no he pasado los últimos 12 años de mi vida criando y entrenando a un muchacho que se supone es un elegido y no un muchacho majadero y llorón.
-(Atipaq pensando) Y comienzan los golpes bajos.
-El Cambiapieles será un buen rival para ti hace mucho tiempo me enfrente a uno en un combate amistoso, el cual me ayudo a mejorar y darme cuenta de mis falencias y debilidades, espero que contigo suceda lo mismo.
-Entonces es un hombre amistoso, el que conocí si y estoy seguro que el de esta época no será diferente, son personas pacíficas.

Ya es casi mediodía y Atipaq y Kawiri se encuentran en medio del bosque, es la hora del almuerzo y Kawiri le ordena a Atipaq preparar todo para preparar el almuerzo mientras él va  en busca de algo de leña seca para encender una fogata. Los minutos pasan, Atipaq ya ha preparado todo y se queda observando un gran árbol de casi diez metros de altura, que pareciera rozar el suelo,  cuando de pronto una extraña sombra aparece detrás de él.

-¿Maestro? – Fue lo único que logro pronunciar antes de que el hombre frente a él se abalance hacia el con la furia de una bestia salvaje que busca asesinar a su presa. Peo Atipaq logra reaccionar a tiempo y esquivar el ataque del extraño así como observarlo.

Es un hombre, de cabellera y prominente barba, viste ropas hechas con pieles de diversos animales que viven en la zona, en especial de lobos, sus ojos están llenos de ira y responde al nombre de Udyr, quien hace tiempo perdió a su mentor a manos de la Bruja de Hielo.

-¿Quién eres tú y que te pasa?
-Lar…go… de… mis… tierras.
-¿Eres tú el Cambiapieles?
-¡Dije que te largaras!

Udyr se lanza nuevamente sobre Atipaq, mientras insiste en que este se vaya, Atipaq sin más remedio trata de defenderse con una ráfaga de viento gélido, la cual solo hace a Udyr retroceder unos cuantos pasos, pero los suficientes  como para que Atipaq lance su contraataque. Pero todos los golpes que lanzan son interceptados con facilidad por Udyr quien lo sujeta y lo estrella contra un gran árbol.

Udyr logra asestarle otro golpe en el vientre que deja a Atipaq casi sin aire, quien desesperado intenta crear una bola de fuego inútilmente pues está muy cansado y débil después de haber cargado todo el equipaje por horas y el hecho de no haber almorzado aun, solo tiene la energía suficiente para invocar una bola de hielo, la cual logra congelar a Udyr, pero la capa de hielo es muy fina y Udyr logra romperla así como ponerse más furioso después del ataque.

-¡Esbirro de la Bruja de Hielo voy a aniquilarte!
-Creo que este es mi fin ya no tengo fuerzas para seguir luchando.

Udyr corre a toda prisa y con gran facilidad sobre la nieva, mientras Atipaq agitada solo atina a observar cómo se acerca a él, pero antes de que este pueda llegar hacia él, los grandes árboles comienzan a congelarse y una gran nova de hielo cae sobre Udyr congelándolo.

-Apresúrate Atipaq recoge todo y vámonos que esa prisión de hielo no lo detendrá por mucho tiempo.
-Maestro, usted dijo que era un tipo amigable y este de amigable no tiene ni la ropa que lleva puesto.
-Deja de decir tonterías muchacho y de una vez coge todo.

Atipaq y Kawiri recogen todas sus cosas y salen rápidamente del bosque mientras el hielo que mantenía prisionero a Udyr revienta y lo deja libre, este da un gran rugido que hacía temblar los nevados cercanos y que se escuchaba a kilómetros, inclusive hasta donde Atipaq y Kawiri se encontraban.

-Escuchas ese aullido Atipaq ese aullido es el aullido de la ira desenfrenada.
-Ira desenfrenada, ¿Está diciendo?
-Si aquel hombre al que te enfrentaste es en estos instantes más una bestia salvaje llena de ira y desconfianza hacia todo lo que no sea parte de su mundo, ya casi no es un ser humano si no un recipiente de ira y dolor incapaz de razonar y entender.
-Puede usted hacer algo por él.
-No lo creo, todos a los que me enfrente con esas mismas características terminaron muertos, pues no encontraba la forma de llegar hasta su lado humano.
-¿Y esta vez porque no lo hizo?
-Por respeto, a pesar de que se ha convertido en una bestia salvaje, sigue siendo en el fondo un ser honorable, tal vez algún día alguien pueda ayudarle a recuperar su humanidad, ahora vámonos.
-He maestro él dijo algo sobre una Bruja de hielo.
-¿La bruja de hielo?, creí que nunca más escucharía ese nombre.
-¿La conoce?
-Ya te conté lo que se sobe ella, acaso ya lo olvidaste.
-Así discúlpeme pero con todo lo que ha pasado se me había olvidado quien era.
-¿Qué será lo que ella le habrá hecho?, ¿Tal vez deba cambiar los planes?
-¿Qué haremos ahora?
-Primero preparemos la comida que necesito pensar y nunca pienso bien con el estómago vacío, ya mañana por la mañana decidiré que hacer.

Al día siguiente Kawiri se levanta antes de que el sol espante las estrellas, toma su arma y comienza a ordenar las cosas, preparando todo para partir.

-Atipaq levántate, ya es hora de que partas.
-¿A qué se refiere maestro?
-Lo acontecido con el Cambiapieles cambia todos mis planes, pero tu entrenamiento debe continuar.
-¿A qué se refiere?
-Escucha sé muy bien que siempre has deseado conocer todo lo que había más allá de los Montes Apuntalados, pues este es tu oportunidad, toma esto.
-Maestro me está entregando su arma.
-Ya has alcanzado el nivel suficiente como para usarla y en este viaje que vas a emprender, la necesitaras más que yo para poder manipular mejor a los elementos recuerda que es una arma mágica, además la primera parte de tu entrenamiento está concluida y lamentablemente no podre guiarte en la segunda parte de esta pero confió que todo lo que te enseñado te será de ayuda para sobrevivir.
-Maestro está diciendo que viajare solo sin su guía.
-Ya eres mayor de edad, es hora de que te comportes como tal, solo espero que no te metas en muchos problemas, ni te desvíes de tu senda, e empacado todo lo que podrás necesitar, incluyendo los mapas de las estrellas que te ayudaran a guiarte por toda Valoran, así como piedras preciosas que podrás cambiar en los poblados por aquello que necesites como comida, recuerda todo lo que te he enseñado sobre el valor de estas y de cómo usar los mapas.
-Maestro que ara usted.
-Yo me quedare un rato más acá vigilando por si el Cambiapieles intenta seguirte, después tengo que hacia el Abismo de los Lamentos, debo averiguar que le ocurrió al Cambiapieles y buscar las respuestas a mis preguntas los elementos en este lugar se agitan demasiado y debo saber porque, tu por tu parte tienes que encontrar sujetos fuertes con los cuales puedas enfrentarte y perfeccionar tus técnicas. Estoy seguro que aquí en Freljord podrás mejorar en el uso y manipulación del hielo, ve por donde el mapa te lo señale, no vayas por donde no te este señalado pues los peligros en ellos pueden ser demasiado para tus habilidades actuales y tampoco vayas a donde yo voy.
-Maestro cuando nos volveremos a ver.
-Después de terminar de aclarar mi mente regresare a casa ahí estaré esperándote y vigilándote con la ayuda del viento, así que se consiente de que te estaré vigilando y que te enviare mensajes a través el viento, ah y en tus batallas cuando te enfrentes a alguien, no des tu verdadero nombre y solo utiliza un elemento, concéntrate en mejora tu control sobre los cinco, pero hazlo uno a la vez para que obtengas mejores resultados, aquí en Freljord estoy seguro que podrás mejorar tus habilidades con el hielo, los habitantes de esta tierra llevan siglos perfeccionando su uso, así que no desaproveches su sabiduría, así como la de ningún otro por más pequeña que te parezca, siempre se puede aprender algo cada día, ahora vete.
-¿Cuándo terminara mi viaje?
-Cuando termines de ir a los lugares señalados, estoy seguro que con tu nivel actual tardaras no más de 7 años en volver a casa, ahora vete y recuerda todo lo que te enseñe y estas últimas palabras:

“Se duró como la piedra, moldeable como el agua, ágil como el viento, rápido como el rayo e indomable como las llamas y te harás un guerrero muy poderoso”

Fueron las últimas palabras de Kawiri, mientras él y Atipaq tomaban rutas distintas.

-Adiós maestro hasta que me convierta en un verdadero Guerrero de los Elementos.

Y así el viaje solitario de Atipaq sobre Valoran comienza.

Continuara…

Maestro y Discípulo toman caminos distintos mientras algo siniestro se alza en el horizonte.

Próximamente: El Corazón de Freljord


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