Atipaq el Guerrero de los Elementos
(Las Crónicas De Runaterra)
Capítulo 3
La Ira del Cambia Pieles
“La Ira puede hacerte perder la razón, peo también puede
hacerte muy poderoso.” Atipaq
12
años después
Freljord
El sol abrazaba tibiamente las heladas cumbres de
Freljord, mientras Kawiri y Atipaq cruzaban sus heladas tierras, en dirección
hacia el bosque de los Cambia Pieles.
Durante los 12 años que Atipaq ha permanecido con Kawiri,
pocas han sido las ocasiones en que han salido más allá de las faldas del
Genkis y principalmente lo hacían hacia los poblados cercanos en busca de objetos
y utensilios necesarios que la naturaleza no les podía proveer. Y siempre en
sus descensos Atipaq podía observar a lo lejos en el horizonte las blancas
montañas de Freljord y sentir el viento frio que provenía de aquel lugar y una
curiosidad por conocer todo aquello que hay más allá de los Montes Apuntalados.
-Maestro porque estamos en este lugar.
-A quería que conocieras la nieve.
-¿En serio?
-No tonto.
-Entonces.
-Porque no te esperas hasta que lleguemos para que te lo
cuente, ya falta poco, así que se paciente.
-Si claro se paciente como usted no tiene que cargar
todo.
-Si sigues con esa actitud, te hare cargar un pedazo de
este lugar.
Atipaq desde que llegaron a Freljord no ha cesado durante
todos los días en preguntarle a su maestro el motivo de este largo viaje y este
siempre ha esquivado la respuesta, como si ocultara algo malo para su joven
aprendiz. En la noche Atipaq y su maestro se turnaban para vigilar el sueño del
otro de alguna amenaza que pueda haber.
En los momentos en los que Atipaq estaba despierto
recordaba la mañana en la que su maestro le dijo que empacara todo lo
necesario, pues harían un largo viaje hacia Freljord, así como recordaba todas
las historias que este le contaba cuando viajaba por toda Valoran, sus batallas
contra otros guerreros, los lugares que conoció y todos los peligros que ha
tenido que sortear avivando en Atipaq un deseo por querer conocer Valoran y los
misterios que esta esconde.
-Bueno al fin hemos llegado.
Ante ellos y en medio de los grandes montes congelados se
erguía un gran bosque congelado de enormes árboles.
-Maestro este bosque es impresionante y también es increíble
que estos grandes árboles puedan soportar y florecer en este clima tan extremo.
-Estos bosques que tú ves aquí desde antes de que el
hombre pueda caminar en dos pies, se dice que era el antiguo hogar de seres
primigenios.
-¿Seres primigenios?
-Así es son los ancestros de muchas criaturas que hoy en día
habitan Runaterra, estos bosques eran sus dominios Y estos bosque también son
el hogar de los Cambiapieles.
-¿Cambiapieles?
-Una ancestral casta que ha heredado este bosque, como
hogar y Santuario, cada cierto tiempo
nace uno con habilidades excepcionales, capaz de escuchar a los espíritus de
Freljord.
-¿Y el motivo para venir aquí es de visitarlo?
-No, tú te enfrentaras a él.
-¿Qué yo que?
Kawiri voltea ante el asombro de su aprendiz, mientras se
internan en el espeso bosque.
-Mi pequeño padawan desde que comencé a entrenarte a la
única persona a la cual te has enfrentado es a mí y siempre te e vencido con
mucha facilidad.
-Eso no es novedad.
-No me interrumpas y escucha. En las últimas semanas me
he dado cuenta que tu progreso es menor a la de otras épocas y con una clara
tendencia a empeorar y eso se debe a que necesitas otros rivales cuyas
habilidades sean distintas a las mías y cuyo nivel se asemeje más al tuyo.
-(Atipaq Pensando) Si si si usted es el más poderoso de
Runaterra.
-Es hora de que pongas en práctica todo lo que te enseñe
y me demuestres que no he pasado los últimos 12 años de mi vida criando y
entrenando a un muchacho que se supone es un elegido y no un muchacho majadero
y llorón.
-(Atipaq pensando) Y comienzan los golpes bajos.
-El Cambiapieles será un buen rival para ti hace mucho
tiempo me enfrente a uno en un combate amistoso, el cual me ayudo a mejorar y
darme cuenta de mis falencias y debilidades, espero que contigo suceda lo
mismo.
-Entonces es un hombre amistoso, el que conocí si y estoy
seguro que el de esta época no será diferente, son personas pacíficas.
Ya es casi mediodía y Atipaq y Kawiri se encuentran en
medio del bosque, es la hora del almuerzo y Kawiri le ordena a Atipaq preparar
todo para preparar el almuerzo mientras él va
en busca de algo de leña seca para encender una fogata. Los minutos
pasan, Atipaq ya ha preparado todo y se queda observando un gran árbol de casi
diez metros de altura, que pareciera rozar el suelo, cuando de pronto una extraña sombra aparece
detrás de él.
-¿Maestro? – Fue lo único que logro pronunciar antes de
que el hombre frente a él se abalance hacia el con la furia de una bestia
salvaje que busca asesinar a su presa. Peo Atipaq logra reaccionar a tiempo y
esquivar el ataque del extraño así como observarlo.
Es un hombre, de cabellera y prominente barba,
viste ropas hechas con pieles de diversos animales que viven en la zona, en
especial de lobos, sus ojos están llenos de ira y responde al nombre de Udyr,
quien hace tiempo perdió a su mentor a manos de la Bruja de Hielo.
-¿Quién eres tú y que te pasa?
-Lar…go… de… mis… tierras.
-¿Eres tú el Cambiapieles?
-¡Dije que te largaras!
Udyr se lanza nuevamente sobre Atipaq, mientras insiste
en que este se vaya, Atipaq sin más remedio trata de defenderse con una ráfaga
de viento gélido, la cual solo hace a Udyr retroceder unos cuantos pasos, pero
los suficientes como para que Atipaq lance
su contraataque. Pero todos los golpes que lanzan son interceptados con
facilidad por Udyr quien lo sujeta y lo estrella contra un gran árbol.
Udyr logra asestarle otro golpe en el vientre que deja a
Atipaq casi sin aire, quien desesperado intenta crear una bola de fuego inútilmente
pues está muy cansado y débil después de haber cargado todo el equipaje por
horas y el hecho de no haber almorzado aun, solo tiene la energía suficiente
para invocar una bola de hielo, la cual logra congelar a Udyr, pero la capa de
hielo es muy fina y Udyr logra romperla así como ponerse más furioso después
del ataque.
-¡Esbirro de la Bruja de Hielo voy a aniquilarte!
-Creo que este es mi fin ya no tengo fuerzas para seguir
luchando.
Udyr corre a toda prisa y con gran facilidad sobre la
nieva, mientras Atipaq agitada solo atina a observar cómo se acerca a él, pero
antes de que este pueda llegar hacia él, los grandes árboles comienzan a
congelarse y una gran nova de hielo cae sobre Udyr congelándolo.
-Apresúrate Atipaq recoge todo y vámonos que esa prisión
de hielo no lo detendrá por mucho tiempo.
-Maestro, usted dijo que era un tipo amigable y este de
amigable no tiene ni la ropa que lleva puesto.
-Deja de decir tonterías muchacho y de una vez coge todo.
Atipaq y Kawiri recogen todas sus cosas y salen
rápidamente del bosque mientras el hielo que mantenía prisionero a Udyr
revienta y lo deja libre, este da un gran rugido que hacía temblar los nevados
cercanos y que se escuchaba a kilómetros, inclusive hasta donde Atipaq y Kawiri
se encontraban.
-Escuchas ese aullido Atipaq ese aullido es el aullido de
la ira desenfrenada.
-Ira desenfrenada, ¿Está diciendo?
-Si aquel hombre al que te enfrentaste es en estos
instantes más una bestia salvaje llena de ira y desconfianza hacia todo lo que
no sea parte de su mundo, ya casi no es un ser humano si no un recipiente de
ira y dolor incapaz de razonar y entender.
-Puede usted hacer algo por él.
-No lo creo, todos a los que me enfrente con esas mismas características
terminaron muertos, pues no encontraba la forma de llegar hasta su lado humano.
-¿Y esta vez porque no lo hizo?
-Por respeto, a pesar de que se ha convertido en una
bestia salvaje, sigue siendo en el fondo un ser honorable, tal vez algún día
alguien pueda ayudarle a recuperar su humanidad, ahora vámonos.
-He maestro él dijo algo sobre una Bruja de hielo.
-¿La bruja de hielo?, creí que nunca más escucharía ese
nombre.
-¿La conoce?
-Ya te conté lo que se sobe ella, acaso ya lo olvidaste.
-Así discúlpeme pero con todo lo que ha pasado se me
había olvidado quien era.
-¿Qué será lo que ella le habrá hecho?, ¿Tal vez deba
cambiar los planes?
-¿Qué haremos ahora?
-Primero preparemos la comida que necesito pensar y nunca
pienso bien con el estómago vacío, ya mañana por la mañana decidiré que hacer.
Al día siguiente Kawiri se levanta antes de que el sol
espante las estrellas, toma su arma y comienza a ordenar las cosas, preparando
todo para partir.
-Atipaq levántate, ya es hora de que partas.
-¿A qué se refiere maestro?
-Lo acontecido con el Cambiapieles cambia todos mis
planes, pero tu entrenamiento debe continuar.
-¿A qué se refiere?
-Escucha sé muy bien que siempre has deseado conocer todo
lo que había más allá de los Montes Apuntalados, pues este es tu oportunidad,
toma esto.
-Maestro me está entregando su arma.
-Ya has alcanzado el nivel suficiente como para usarla y
en este viaje que vas a emprender, la necesitaras más que yo para poder
manipular mejor a los elementos recuerda que es una arma mágica, además la
primera parte de tu entrenamiento está concluida y lamentablemente no podre
guiarte en la segunda parte de esta pero confió que todo lo que te enseñado te
será de ayuda para sobrevivir.
-Maestro está diciendo que viajare solo sin su guía.
-Ya eres mayor de edad, es hora de que te comportes como
tal, solo espero que no te metas en muchos problemas, ni te desvíes de tu
senda, e empacado todo lo que podrás necesitar, incluyendo los mapas de las
estrellas que te ayudaran a guiarte por toda Valoran, así como piedras
preciosas que podrás cambiar en los poblados por aquello que necesites como
comida, recuerda todo lo que te he enseñado sobre el valor de estas y de cómo
usar los mapas.
-Maestro que ara usted.
-Yo me quedare un rato más acá vigilando por si el
Cambiapieles intenta seguirte, después tengo que hacia el Abismo de los
Lamentos, debo averiguar que le ocurrió al Cambiapieles y buscar las respuestas
a mis preguntas los elementos en este lugar se agitan demasiado y debo saber
porque, tu por tu parte tienes que encontrar sujetos fuertes con los cuales
puedas enfrentarte y perfeccionar tus técnicas. Estoy seguro que aquí en
Freljord podrás mejorar en el uso y manipulación del hielo, ve por donde el
mapa te lo señale, no vayas por donde no te este señalado pues los peligros en
ellos pueden ser demasiado para tus habilidades actuales y tampoco vayas a
donde yo voy.
-Maestro cuando nos volveremos a ver.
-Después de terminar de aclarar mi mente regresare a casa
ahí estaré esperándote y vigilándote con la ayuda del viento, así que se consiente
de que te estaré vigilando y que te enviare mensajes a través el viento, ah y
en tus batallas cuando te enfrentes a alguien, no des tu verdadero nombre y
solo utiliza un elemento, concéntrate en mejora tu control sobre los cinco,
pero hazlo uno a la vez para que obtengas mejores resultados, aquí en Freljord
estoy seguro que podrás mejorar tus habilidades con el hielo, los habitantes de
esta tierra llevan siglos perfeccionando su uso, así que no desaproveches su
sabiduría, así como la de ningún otro por más pequeña que te parezca, siempre
se puede aprender algo cada día, ahora vete.
-¿Cuándo terminara mi viaje?
-Cuando termines de ir a los lugares señalados, estoy
seguro que con tu nivel actual tardaras no más de 7 años en volver a casa,
ahora vete y recuerda todo lo que te enseñe y estas últimas palabras:
“Se duró como la piedra, moldeable como el agua, ágil
como el viento, rápido como el rayo e indomable como las llamas y te harás un
guerrero muy poderoso”
Fueron las últimas palabras de Kawiri, mientras él y
Atipaq tomaban rutas distintas.
-Adiós maestro hasta que me convierta en un verdadero
Guerrero de los Elementos.
Y así el viaje solitario de Atipaq sobre Valoran
comienza.
Continuara…
Maestro y Discípulo toman caminos distintos mientras algo siniestro se alza en el horizonte.
Próximamente: El Corazón de Freljord
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