domingo, 25 de mayo de 2014

Haborym El Demonio de Fuego

Dejemos la política e lado y sigamos con la historia.

Haborym El Demonio de Fuego



Libro 3
(Casando al Demonio)
Capítulo 8
El Cubil de las Arañas

Han pasado ya varias horas, viajando en caballos, y ya están cerca de las ruinas, cuando pasan junto a una cueva subterránea de apariencia escalofriante, todos pasan por un lado sin prestarle atención a aquella cueva, todos excepto Hakampuma, que se ha quedado viéndola, baja del caballo y se dispone a entrar pero es interrumpido por Amshu quien ha ido tras el para preguntarle qué le pasa, pero él no responde, solo mira aquella grieta, Amshu le grita pero este no responde, solo voltea a verlo y se deja caer en el agujero.

Amshu rápidamente llama a los demás los cuales acuden rápidamente, para que después se arme una discusión de si deberían bajar e ir por el o dejarlo ahí y continuar con el viaje, debido a la falta de consenso entre todos cada uno decide si bajar e ir por Hakampuma o continuar el viaje, al final Amshu, Kael y José deciden ir tras él, mientras Yiotish, Damián, Arthas y Austei deciden continuar esperando que los demás los alcance.

Con la ayuda de una soga que José ata a un árbol los 3 bajan hacia la grieta, Amshu de su mano enciende una bola mágica que alumbra el camino de nuestros héroes, al llegar al fondo son sorprendidos por unos murciélagos, los cuales han sido despertados por la luz de la orbe de Amshu, este mismo decide concentrarse y decirle a los demás que se agache mientras el invoca un huracán a su alrededor que congela y manda volando a los murciélagos, para continuar su camino.

Al doblar una esquina José pisa una sustancia viscosa que le produce repulsión y se da media vuelta para vomitar pero al hacerlo una parte de la pared cubierta con una esa misma sustancia se abre y ve que algo se acerca hacia ellos.

-“¡Es una araña gigante!” - Grita Jose, mientras Kael salta por encima de este y con su hacha la parte por la mitad, pero al levantar la vista observa que hay muchas más arañas detrás de esta y que se disponen a atacar, Kael se prepara para pelear pero antes que haga algo, Amshu lanza un orbe de energía Arcana que manda a volar a las arañas y cierra el pasadizo para que no las ataquen.

-“No tenemos tiempo para pelear debemos encontrar a Hakampuma”. - Kael guarda sus hachas y continúan con el viaje.

Al llegar a un cruce de caminos donde no saben qué hacer, a lo que José decide observar el terreno para ver las pisadas de Hakampuma, y así continuar, al hacerlo estos llegan a una habitación aparentemente vacía, pero de repente del suelo salen perros zombis, los mismo que invoca Hakampuma, estos perros se lanzan sobre las zonas oscuras y se escuchan ruidos, de repente uno de ellos es lanzado a volar y aparecen unos insectos enormes en forma de escarabajos, nuestros héroes alistan sus armas y comienza una batalla la cual parecen ganar, pero de repente a sus espaldas comienza a llegar una gran cantidad de arañas y escarabajos, los suficientes para acabar con ellos, pero antes de que estos insectos puedan llegar a hacer algo de las tierras salen unas arañas las cuales se lanzan sobre las otras, lo que desconcierta a Amshu, Kael y José cuando en ese instante escuchan la voz de Hakampuma que provenía de una grieta:

-“Deprisa por acá, antes que lleguen”.

Al entrar por la grieta, la apariencia de la cueva empieza a cambiar a la de una mina, mientras José se le acerca para tomar a Hakampuma por los brazos e increparle su actitud.

-¡En que pensabas al lanzarte a este agujero miserable, e acaso te volviste loco!
-No grites mucho o los vas a despertar.
-¡A QUIENES EE!!!!

En ese instante a su derecha suena el sonido como de un caparazón o de varios caparazones que se están rompiendo, a lo cual Amshu decide alumbrar esa zona y darse con la ingrata sorpresa de que están en la madriguera donde las arañas ponen sus huevos. Este lugar es rodeado de una sustancia viscosa de color verde, además de pequeños paquetes envueltos en telarañas en los cuales se encuentra animales y demás criaturas que las arañas capturan y llevan a sus nidos para que estos sirvan de comida para sus recién nacidas crías.

-“Por Akarat”. - suspira José mientras decenas de pequeñas arañitas salen de sus huevos y se disponen a alimentarse.

Continuara…

Escrito y Editado por Mí.




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