miércoles, 18 de septiembre de 2013

Haborym El Demonio de Fuego

Haborym El Demonio de Fuego




Libro 1
(La Reunión de los Héroes)

Capítulo 9
Austeibinarides el Arcanista

A las Afueras de Tristan:

Crunch! Sonó el crujir de un mordisco a una manzana. Viajar en caravana tenía sus ventajas, aunque siempre había preferido viajar solo. Se me hacían insufribles las conversaciones vanas de los comerciantes y aldeanos, pero definitivamente disfrutaba las provisiones que llevaban.

Mi nombre es Austeibinarides. Soy un arcanista.

O por lo menos dicen que soy un arcanista, para mí, esa es sólo una de mis múltiples habilidades. Aunque la mayoría de los aldeanos no alcanzan a comprender hasta qué punto la filosofía, la poesía y la matemática son artes mucho más profundas y avanzadas que el simple manejo del poder arcano.

Siempre supe que tenía poderes especiales, pero desde hace unos años atrás, mi capacidad para controlar el poder arcano se ha incrementado inconmensurable-mente. Quizás es este el único enigma que me queda en la vida. Desde entonces, he sido llamado de pueblo en pueblo para librarlos de males, monstruos, demonios y algún que otro saqueador.

Volviendo a mi historia, quiero contarles de aquella vez que viajé a Nueva Tristrán cuando estaba asediada por un ejército de muertos vivientes.

Llegué con la caravana en un día oscuro, como suelen ser la mayoría de los días en aquellas tierras. Al llegar no nos sorprendió ver el asedio bajo el que estaba la ciudad, inmediatamente supe que iba a tomar un buen tiempo matar a todos los muertos vivientes. Era de costumbre llegar a los pueblos cuando estaban en problemas.

De un salto me bajé de la carreta. Dejé salir un cono de rayos desde mis manos y cayeron cinco criaturas muertas a mis pies. Había una carreta de barricada en la entrada. La aparté, consumiéndola con una bola de fuego, para que la caravana pudiese entrar.

El pueblo estaba lleno de diablillos, pequeñas cosas molestas, coloqué hidras de fuego al rededor de la taberna para que los matasen a todos. Mientras mi compañía entraba a un lugar seguro. Entré y transformé en hielo quebrado a todas las criaturas que atacaban la taberna, junto con extinguir el fuego que se había comenzado a propagar en esta.

Me elevé al techo de la construcción y comencé a disparar misiles arcanos a todo esbirro del mal que se movía por la ciudad. Después de media hora de tedioso asesinato de males menores el pueblo estaba libre de ataque. Sólo quedaba encargarse del fuego. Dí la orden que todos entraran en la taberna e invoqué una ventisca que en cinco minutos apagó todo incendio que hubiese en la ciudad.

Bajé al piso bajo de la taberna y todos vitoreaban como de costumbre. Un aldeano se acercó a preguntar mi nombre, pobre ignorante.

-Me llamo Austeibinarides. - Respondí. La cara de confusión del aldeano dejó ver su incapacidad para pronunciar o si quiera entender mi nombre.

-¡Viva el brujo! Gritó. - Y todos siguieron vitoreando.

Todo parecía normal, pero en una esquina de la taberna había un aldeano con una expresión de pavor en su cara mientras cuidaba de un bolso. Me acerqué a él para ver de qué trataba el asunto. Dentro de su pavor y consternación sólo acertó a decirme. "Es para Yiotish" y me lo entregó.


Dentro de la bolsa se encontraba una mano cortada hacía pocas horas, cerrada en puño. Y en su interior, algún tipo de gema que no pude identificar.

Continuara...







Nota: Todas las imágenes, vídeos y escritos son propiedad de sus respectivos dueños.
Escrito por "Ronok"
Editado por SwordZack

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