sábado, 21 de septiembre de 2013

Haborym El Demonio de Fuego

Haborym El Demonio de Fuego



Libro 1
(La Reunión de los Héroes)

Capítulo 10
El Mago Amshu Sakshi

Desde el Puerto Real habían llegado rumores de que Nueva Tristán se encontraba bajo asedio. Famosa en un tiempo por su hermosa catedral, e infame luego por la depravación de la que había sido parte, la ciudad de Tristán era aún un lugar muy querido para todos, por lo que un grupo de guerreros veteranos que se estaban alojando en Duncraig decidieron emprender viaje para ofrecer su ayuda a la legendaria ciudad.
No eran más de 10 hombres, varios de ellos no habían usado una espada desde hace ya varios años, pero su coraje permanecía intacto, así que no dudaron ni un instante en emprender el viaje.

El camino desde Duncraing hacia nueva Tristán era largo y obscuro. Los hombres marcharon en silencio durante varios kilómetros. A lo lejos se escuchaban muy remotamente, casi como un susurro, los gritos desesperados de aquellos que se aventuraban a viajar solos y desarmados por esos peligrosos caminos.

Al llegar a la bifurcación del camino que se abría hacia el oeste, a la ciudad de Bramwell, o hacia al este, hacia Tristán, se encontraron con un grupo de hombres atrincherados. Habían construido una especie de fortaleza circular con sus carretas, y arrojaban piedras y palos desde dentro hacia un grupo de zombies hambrientos que intentaban alcanzarlos a través de la madera.

Al verlos, los guerreros desenvainaron sus espadas y se acercaron rápidamente a cortar cabezas. Luth-Sein, el más experimentado del grupo, encabezo el ataque. Su espada se movía como el viento, y la luz de la luna se reflejaba en su hoja con tal belleza que daba lastima mancharla con una sangre tan impura como la de aquellos seres repugnantes. Envuelto en el frenesí de la batalla, el cual llevaba tanto tiempo sin sentir, pero que añoraba tanto, Luth-Sein se dejó llevar por sus instintos asesinos y comenzó a blandir su espada de aquí para allá, despedazando a cualquier zombie que se pusiese en su camino. El pequeño encuentro duro poco, ya que solo eran un puñado de zombies, pero el viejo guerrero no estaba satisfecho, aun quería cortar más cabezas.

Contra la voluntad de sus compañeros, quienes le advertían del gran peligro al que se estaba exponiendo, Luth-Sein decidió adentrarse un poco en el bosque para matar algunos zombies más antes de continuar el camino.

Esperaron alrededor de media hora mientras ayudaban a los campesinos a poner sus carretas en condiciones para continuar el camino. Estaban a punto de partir, creyendo que la suerte de Luth-Sein habría llegado a su fin en manos de algún monstruo de la noche, cuando escucharon un crujir de hojas secas que venia del bosque. Contemplaron en silencio una silueta obscura que se acercaba a ellos. En su mano derecha se veía una espada ensangrentada, cargada casi a rastras. Al acercarse más, pudieron reconocer que esa silueta no era nada más y nada menos que la de su compañero, pero había algo extraño en él. Su rostro parecía poseído por una gran ira, y su mirada estaba iluminada con un leve resplandor anaranjado, como el de las llamas del infierno. "Lo han herido!" - grito un campesino - "Se está transformando, nos matara a todos!". Al darse cuenta de que esto era cierto, los hombres tomaron sus armas y fueron al encuentro de su antiguo compañero para acabar con su tormento. Pero él era más fuerte que todos juntos, y en su condición monstruosa ya ni siquiera sentía miedo o dolor, solo sed de muerte. Luego de despedazar a 5 guerreros, el cadáver viviente de Luth-Sein se dirigió hacia los aldeanos indefensos con el fin de saciar su hambre de carne. El alboroto de la nueva batalla había atraído a nuevas hordas de zombies que se acercaban desde todas partes, rodeándolos. Los que aun sobrevivían comenzaron a formar un círculo cada vez más pequeño mientras eran rodeados por todos los ángulos posibles. "Estamos perdidos, es el fin" - dijo uno de los guerreros mientras dejaba caer su espada con impotencia....

"No!" - dijo una voz débil pero solemne. Todos voltearon hacia la dirección de la que provenía aquella esperanza misteriosa de la que nadie hasta el momento había advertido siquiera su presencia. Un hombre menudo, vestido en una túnica bordo y negra, cuyo rostro se ocultaba tras una capucha, se había abierto camino entre los monstruos hasta llegar al centro de donde estaban. "Agáchense", dijo con calma, pero con tal determinación que nadie se atrevió a desobedecer. Todos se agacharon y cerraron sus ojos esperando el fin y lo peor...un ruido cristalino y una luz plateada se apoderaron de la noche por un instante.

Los hombres se encontraban acurrucados en círculo unos con otros, con los ojos cerrados, temblando del miedo. "Síganme, aún queda un largo camino hacia Tristán, Traigan solo lo necesario, viajaremos ligero" dijo el hombre. Al escuchar esto, los hombres comenzaron a levantar la mirada uno a uno. Lo que hace un instante había sido un circulo de zombies a punto de devorarlos, ahora no era más que un montón de hielo derritiéndose. Se apresuraron para no quedar atrás.

Uno de los aldeanos tomo la antigua espada de Luth-Sein, arrancándola de su mano congelada, "ya no la necesitara", pensó.

El hombre encapuchado lidero el camino durante toda la noche sin que nadie se atreviese a hablarle, excepto por un aldeano que se atrevió a hacerle una simple pregunta...

-Dime, noble guerrero, ya que ha salvado mi vida, quisiera saber al menos tu nombre...
-Mi nombre es Amshu Sakshi - respondió.



Nota: Todas las imágenes, vídeos y escritos son propiedad de sus respectivos dueños.
Escrito por "Dzyan"

Editado por SwordZack

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